Gracias a mi hija Lucía por sacar mis sombras.

“Lo que no queremos ser, lo que no queremos admitir, lo que no queremos recordar forma nuestro polo negativo, forma nuestra sombra. El repudio de la otra mitad de las posibilidades no las hace desaparecer, sólo las niega en la conciencia (…) La sombra nos angustia, por eso la hemos rechazado (…) La sombra es todo lo que el individuo no logra reconocer de sí mismo, para concluir ocupándose en especial de esa parte (…) La sombra contiene todo lo que consideramos malo, lo cual nos lleva a creer que debemos combatirla. Pero resulta que el bien depende del mal. Si fuéramos capaces de conocer y aceptar nuestra sombra, tal vez no habría nada para combatir”

 (Gutman, 2006).

 

Durante mis estudios en la universidad, tuve un novio que me molestaba porque según él, yo era muy “nerda”. Se burlaba de mi porque estudiaba mucho, porque me esforzaba para cada clase como si fuera la única, en resumen, porque dedicaba mucho de mi tiempo al estudio en general. ¿Qué puedo decir? Tenía razón. Y no sólo tenía razón para ese momento porque aun hoy siendo esa persona ‘nerda’ y muy dedicada a mi vida académico-laboral. Creo que gran parte de lo que me ha permitido ser así es que, desde niña, conté con el apoyo de mis padres para hacer y dedicarme a lo que he querido. Desde que decidí estudiar Psicología, después cuando me fui a hacer la Maestría en Terapia Breve Estratégica y desde que regresé y empecé a trabajar como psicoterapeuta independiente hace casi diez años, he podido trabajar siempre en lo que me apasiona: la terapia.

Desde que me fui al Centro de Terapia Strategicaen Arezzo Italia en mayo de 2008 a hacer la Maestría, me he dedicado a estudiar, a aprender y a hacer terapia. Y sin darme cuenta, han pasado casi diez años en los que nunca me he retirado de trabajar por un tiempo indefinido. Me he ido de vacaciones, a hacer cursos, actualizaciones, pero jamás había parado de trabajar por un tiempo indefinido hasta ahora que voy a ser mamá.  Y en este proceso de empezar a ‘desprenderme’ de mi trabajo para dedicarme a la maternidad, he descubierto y entendido a qué se refiere Laura Gutman en su libro “La maternidad y el encuentro con la propia sombra”cuando habla de ‘las sombras’.  Ella plantea que los bebés vienen, entre otras cosas, a sacar las sombras de las madres, es decir, todos esos miedos, temores, expectativas, angustias, rabia, desesperanza, preocupaciones, etc., a los que tenemos que enfrentarnos cuando nace un bebé que durante tanto tiempo depende 100% de nosotras. Y no solamente son temores relacionados con la maternidad como tal, con el parto, la lactancia y la salud del bebé. Son temores que cada una de nosotras carga frente a si misma como ser humano, como individuo, como mujer. Y en este proceso de descubrir mis sombras, me he dado cuenta   ‘me casé’ con la identidad de ser una mujer profesional y ahora que voy a poner esa identidad en pausa, han salido una cantidad de miedos y cuestionamientos que no sabía que tenía.

  • ¿Cuánto tiempo voy a dejar de trabajar?
  • ¿Será que en algún momento voy a querer volver a trabajar?
  • ¿Será que voy a perder a mis pacientes?
  • ¿Voy a volver a tener pacientes?
  • ¿Será mejor no retirarse del todo?
  • ¿Y si dejo de ser buena terapeuta?
  • ¿Y si cuando vuelva a trabajar ya no tengo pacientes?
  • ¿Y si mis pacientes se quedan donde mis colegas y no vuelven?
  • Voy a dejar de ganar dinero…

Así sucesivamente se me han empezado a presentar esas preguntas que Nardone denomina preguntas estúpidas para las que respuestas inteligentes no hay. Pero claro, ellas llegan automáticamente y no sólo llegan, sino que es difícil detenerlas y liberarse de ellas. De manera que he empezado a trabajarlas como lo hemos hecho con varios de mis pacientes: bloqueando mentalmente las respuestas para inhibir las preguntas (Nardone, 2009). Y cuando mi mente es más fuerte que yo –que pasa con frecuencia-, entonces me siento a escribir y a exasperar ese diálogo interno hasta que finalmente ella empieza a callarse y yo voy logrando practicar una estratagema que me encanta, pero al mismo tiempo me parece muy exigente: vencer sin combatir (Balbi & Nardone, 2009).

En momentos así, cuando finalmente logro sobre pasar mi ego y silenciarlo (al menos por un rato), empiezo a ver mi sombra y a darme cuenta de que detrás de esas dudas, esos cuestionamientos, esos miedos, está mi ego. Esa necesidad interna de protagonismo y reconocimiento a la que me apegué sin darme cuenta, que se volvió mi identidad y por lo mismo, ahora que voy a pasar a construir la identidad de mamá, que no tiene por qué ser excluyente a la de mujer profesional y exitosa, se resiste a cambiar, es la que en muchos momentos me ha generado sufrimiento, desasosiego, angustia. Y aunque en esos momentos no lo disfruto ni me siento bien, ser capaz de identificar que eso me pasa y poder enfrentarlo para trabajarlo, poco a poco me ha ido permitiendo construir una mayor tranquilidad interna y creo que en el fondo, me está permitiendo ser más libre.

Aun me falta bastante por trabajar, lo sé. Lo sé gracias a las pacientes que he podido acompañar en su proceso de pasar a ser madres y de ejecutar ese rol, a quienes ahora comprendo aún más que antes. Lo sé porque mientras espero a que nazca Lucía, tengo momentos en que sale mi ‘Pepe Grillo’ a cuestionarme por qué no estoy haciendo nada, si debería estar atendiendo al menos unos pocos pacientes, si debería estar “aprovechando” el tiempo de otra manera. Estoy en un limbo porque Lucía no ha nacido con lo cual me levanto, desayuno, hago deporte y quedo libre. Y es justo ahí que aparecen mis sombras a mostrarme que desde la universidad y hasta hoy, el estudio y posteriormente el trabajo han sido formas de alimentar mi ego. Entonces ahora que estoy resignificando mi vida laboral y que además me estoy construyendo y descubriendo como mamá, me doy cuenta que las sombras son mías, que Lucía vino a sacarlas para que yo las enfrente, las trabaje y finalmente las vaya disolviendo hasta que por lo menos estas, desaparezcan. Y así finalmente mi ego se vaya disolviendo porque si algo creo que he descubierto gracias a mi camino espiritual y ahora a esta labor de convertirme en mamá es que el trabajo más profundo, difícil y por lo mismo gratificante es la disolución del ego.

 

Ximena Sanz de Santamaria C.
Psicóloga – Psicoterapeuta
MA en Terapia Breve Estratégica.
Twitter: @menasanzdesanta
Instagram: @breveterapia

6 comentarios
  1. María P
    María P Dice:

    Xime, como colega psicóloga entiendo mucho los miedos y las preguntas sobre la identidad profesional que nos describe y que sin duda el embarazo la pone en juego. Sin embargo, mi experiencia personal fue muy extraña. En el momento que Emma nació, todo absolutamente todo cambió, incluso la cualidad de mis miedos. De repente mis pacientes y mi identidad como psicóloga estaba en un lugar a salvo, pero las sombras de las mil preguntas que genera una bebecita surgieron. Es como estar profundamente enamorado de repente y tener miedo a perder a esa persona.. Y querer que esté bien siempre. La luz y la sombra al mismo tiempo.

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    • Ximena Sanz de Santa María
      Ximena Sanz de Santa María Dice:

      La luz y la sombra al mismo tiempo Zapata, es tal cual. Además es constante, un trabajo diario, porque las sombras salen cuando uno menos se lo espera. Pero al final es un proceso tan bonito, no dices?
      Te mando un abrazo enorme a ti y a Emma! Todo lo mejor en la ste trabajo de sacar las sombras a la luz para que dejen de ser sombras y gracias por tomarte el tiempo de leer y comentar!

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  2. Joaquín Donoso Lombana
    Joaquín Donoso Lombana Dice:

    Felicitaciones Ximena, siempre he sido un admirador tuyo, primero como Persona y como Familia y después como la gran profesional que eres. Siempre tendrás mi apoyo y mi sinceridad.

    TQM

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  3. María Claudia Martín
    María Claudia Martín Dice:

    Hola Xime, me alegra mucho que hayan decidido ser padres, aunque se presenta un montón de dualidad en mi experiencia es lo mejor que me ha pasado en la vida.
    Deje mi vida profesional un rato y pude disfrutar muchos momento importantes de la vida de mi hijo sin adejar de ser yo misma.
    Siempre haz dado tu 100% así que siempre serás la mejor, y podrás darle a tu vida el rumbo que elijas.
    Un gran abrazo para esta nueva etapa de tu vida.

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    • Ximena Sanz de Santa María
      Ximena Sanz de Santa María Dice:

      Hola Maria, muchas gracias por tomarte el tiempo de leer y comentar. Estamos muy contentos, hasta ahora, aunque han sido pocos días con Lucía ya presente en carne y hueso, ha sido una experiencia maravillosa, de muchos retos, frustraciones y satisfacciones.
      Un abrazo!

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