Tener un hijo es como vivir en un Ashram

Cuando tenía 12 años, mis papás quisieron hacer un viaje a la India para ir a conocer a quien en ese momento era un Maestro para ellos. Así que en diciembre con un grupo de colombianos nos fuimos para India tres semanas a vivir al ashram, que se conoce como un lugar de meditación y enseñanza en el que las personas que asisten viven bajo las enseñanzas de un Maestro.

Haber pasado tres semanas, a los 12 años, en un ashram fue una experiencia que me dividió la vida en dos por muchas razones, pero principalmente por dos la primera, porque comprendí lo que significa estar y vivir en el presente. Y la segunda, me di cuenta de que la mayoría de las cosas con las que vivimos los seres humanos son lujos, cosas innecesarias que realmente no nos dan ninguna felicidad. Al contrario, son una profunda fuente de infelicidad porque hemos construido y arraigado la creencia de que sólo podemos ser felices si tenemos comodidades, pertenencias, lujos y dinero.

En ese entonces (no sé si haya cambiado después de tantos años), la vida en ese ashram era muy rutinaria y sobre todo, sencilla. La levantada era antes de que amaneciera, el baño con agua helada, dormíamos en colchones en el piso, pero teníamos el lujo de estar en un cuarto sólo los tres porque como estábamos en compañía de un hombre (mi papá), podíamos dormir en un cuarto y no en un galpón. Salíamos hacia el templo para hacer fila y presenciar el darshan o la salida del Maestro, permanecíamos en el templo un par de horas y después íbamos a desayunar. Se podía prestar servicio ayudando en el comedor, antes o después del desayuno, en cuyo caso nos quedábamos limpiando y recogiendo. En caso de no estar prestando servicio, se ofrecían charlas y conferencias de diferentes discípulos a las que se podía asistir gratuitamente. O simplemente se podía ir a caminar, a leer, a estudiar o cualquier actividad de ese estilo. A la hora del almuerzo la dinámica era la misma y luego nos alistábamos para el darshan de la tarde, después del cual íbamos a comer y si no recuerdo mal, debíamos ir al cuarto a dormir antes de las 9pm. Y así fue nuestra vida durante tres semanas: todos los días la misma dinámica, usando las mismas tres mudas de ropa, durmiéndonos, levantándonos, bañándonos y comiendo a la misma hora. Y una vez más, recuerdo esas tres semanas como una de las mejores épocas de mi vida.

Hablando con mi mamá en estos días de licencia de maternidad en los que he pasado por todos los estados de ánimo, en algún momento en el que me sentía agobiada y cansada de estar en mi casa 24/7, además de sentirme angustiada porque pasé por un tema de salud difícil después del parto y eso complicó también la salud de Lucía, mi mamá me dijo: “Mira lo que estás viviendo como si estuvieras en un ashram”.

Esa frase me “despertó” ante la oportunidad tan grande que estoy teniendo de vivir mi presente, de estar en mente, cuerpo y alma en lo que estoy, evitando adelantarme a un futuro que por momentos me angustia o devolverme a un pasado que a veces me atormenta y entristece. He tenido que poner en práctica las palabras que tantas veces les he dicho a muchos de mis pacientes y ponerme a prueba frente a mi propia mente que busca todas las oportunidades para hacerme dudar de mí misma en todos los aspectos de mi vida. Tener a Lucía me ha obligado –en el mejor de los sentidos- a vivir una vida cotidiana como la que se vive en un ashram, girando siempre en función de las mismas cosas y de la misma forma: las horas a las que se levanta, a las que se acuesta, su alimentación, la mía, y todos los días voy usando las mismas mudas de ropa. A veces salgo a comprar granadillas o a darle una vuelta a mi primera hija Abril (mi perrita), pero son vueltas muy cortas. Cuando tengo tiempo, me siento a escribir para darle un espacio a mi mente y así evitar que me domine con sus dudas apocalípticas; y a veces, muy pocas, he ido introduciendo la lectura de algunos libros, cuando el cansancio y el agobio me lo permiten.

Todos los grandes Maestros espirituales coinciden en decir que el trabajo más importante es el trabajo que hacemos en nosotros mismos. Que no hay necesidad de viajar por el mundo y recorrer grandes distancias para ayudar a otros porque el trabajo más importante que cada uno tiene que hacer está ‘en casa’. Esa ha sido una de las grandes enseñanzas que me ha traído Lucía: ser capaz de encarnar y vivir en carne propia y a diario que la felicidad no está ni en los lujos, ni en los planes, ni en miles de actividades, así como tampoco en las larguísimas jornadas laborales o en viajes y acumulación de bienes materiales. Y si bien ninguna de estas cosas es negativa per se, tampoco ninguna de ellas nos da esa tranquilidad y sosiego que creo, todos estamos constantemente buscando.

Mi tranquilidad y sosiego las he ido construyendo –¡aunque me falta mucho por conquistar en este tema todavía!- siendo capaz de levantarme cada día a estar con Lucía, respondiendo a lo que ella necesita y entendiendo también que nada con ella está ‘escrito en piedra’: a veces se levanta más temprano, a veces más tarde, a veces come a una hora pero al día siguiente puede comer a otra y así sucesivamente. De manera que si bien las rutinas son las mismas, los ritmos van cambiando y esto me comprueba, una vez más, que no tengo control sobre nada. Y que si intento controlar, caigo en la paradoja del exceso de control que me lleva a perder el control. Por eso en la medida que voy soltando y permitiéndome fluir con ella, voy conquistando una profunda libertad para vivir la vida como creo, es la única amanera que podemos vivirla: segundo a segundo cada día. Y no tengo necesidad de atravesar el mundo para irme a vivir a un ashram porque en mi cotidianidad, ahora con Lucía, encuentro todas las herramientas para ser capaz de vivir el momento presente.

Ximena Sanz de Santamaria C.
Psicóloga – Psicoterapeuta
MA en Terapia Breve Estratégica.
Instagram: @breveterapia
Twitter: @menasanzdesanta

15 comentarios
  1. Renata
    Renata Dice:

    Que espectaculo. Como me decías recientemente, entiendo lo que dices. Que sanadoras tus palabras. Gracias por compartir tu experiencia. Un abrazo

    Responder
  2. Joakin D
    Joakin D Dice:

    Ximena Gracias por compartir estas bellísimas vivencias al igual que la Experiencia en el viaja a la India.

    Conociéndolos me hiciste vivir tus descripciones y tus momentos.

    Ahora ya viéndote en tu nueva fase de Mamá me hace recordar muchos momentos de Mi Vida.

    Nuevamente Gracias

    Responder
  3. Clemencia Hartmann
    Clemencia Hartmann Dice:

    Querida Xime: Me encanta tu escrito. Ya estoy viendo las cosas hacia atras en esta etapa y viviendo el ashram, es decir sintiendome importante como persona y disfrutando pequenos y grandes placeres (ej. mi jardin y mis nietos). Es maravilloso disfrutar las cosas mas simples dejando a un ladito muchas preocupaciones que antes eran tan importantes.
    Te felicito pues tus papas te expusieron a esa valiosa experiencia cuando eras nina y hoy la puedes revivir. Gracias por compartirla. Abrazos fuertes para ti y carinitos para la preciosa Lucia.

    Responder
  4. Javier Beltran
    Javier Beltran Dice:

    Interesante columna que permite reflexionar sobre la incertidumbre de la vida, el tener la certeza de no poder controlarlo.todo. Al final, pienso, sólo nos queda la confianza en nosotros mismos, el cuidado de la autoestima y la alta dosis de valentía que requerimos para sobrellevar los tropiezos que la vida nos presenta y que de lado nos hacen mejores seres humanos.

    Responder
    • Ximena Sanz de Santa María
      Ximena Sanz de Santa María Dice:

      Estimado Javier,

      Muchas gracias por tu comentario. Comparto eso que dices respecto a la valentía de ir enfrentando lo que se nos va presentando a lo largo de la vida. Y confiar en que todas las cosas que nos van ocurriendo, son siempre para nuestro crecimiento como seres humanos. Creo que si sabemos aprovechar todo aquello que nos ocurre, independientemente de lo que sea, vamos poco a poco conquistando una enorme libertad de poder disfrutar y agradecer cada paso y cada tropiezo.
      Te agradezco mucho por leer el artículo y aun más, por compartir lo que piensas!

      Responder
  5. jabel
    jabel Dice:

    Interesante descripción. Sin duda, mi experiencia de vida me ha permitido comprender que la vida es para asumirla como viene, pocas veces podemos escoger. Es lo que es y punto. Por eso he aprendido que debo ser valiente, cuidar mi autoestima, asimilar que por fortuna todo fluye. Sin duda, los eventos difíciles son los que más nos impactan y dejan una huella positiva si queremos tomarlo como enseñanza. Aclarando que si por nosotros fuera, evitariamos más de un trago amargo.

    Responder
    • Ximena Sanz de Santa María
      Ximena Sanz de Santa María Dice:

      Muchas gracias por compartir lo que tu has vivido y las conclusiones a las que has llegado justamente con base en tu experiencia. Comparto lo que dices que realmente es poco lo que escogemos porque la Vida va poniéndonos retos que tenemos que enfrentar en la medida que se van presentando. De ahí la importancia de ser flexibles y ser capaces de fluir con lo que vamos viviendo.

      De nuevo, muchas gracias por tomarte el tiempo de leer y comentar!

      Responder
  6. CECILIA RAMIREZ
    CECILIA RAMIREZ Dice:

    Querida Jimena:
    Alfredo quien está muy interesado en Facebook me mostró tu escrito.
    Me encanto. Muy pocos seres en la vida tienen el privilegio de haber vivido esa experiencia ya maravillosa que compartiste con tus padres.
    Muy pocas personas tienen el privilegio de tener padres como los tuyos.
    Eres también afortunada al tener a Lucia contigo y ella es, de hecho, desde este momento tu maestra. Disfrútala al máximo aprovecha cada instante de la vida de ambas y guárdalo en tu memoria cómo un tesoro.
    Te envío un abrazo muy grande y por favor compártelo con quienes te han dado mucho de lo que tienes en tu corazón.
    CECILIA

    Responder
    • Ximena Sanz de Santa María
      Ximena Sanz de Santa María Dice:

      Querida Cecilia,
      Comparto contigo completamente lo que dices tanto respecto a mis papás como respecto a Lucía. He tenido grandes regalos a lo largo de mi vida y la experiencia de ser mamá, no ha sido la excepción. Ha sido duro, con momentos difíciles, pero poco a poco creo que voy comprendiendo y confiando en que es así como deben ocurrir las cosas para mi mayor desarrollo como ser humano.
      Muchas gracias por haberlo leído y por dejar aquí este comentario tan amoroso. Me alegra mucho saber que lo leíste!
      Un abrazo.

      Responder
  7. Silvio
    Silvio Dice:

    “Si bien las rutinas son las mismas los ritmos van cambiando, esto me demuestra que no tengo el control sobre nada”. Que palabras tan enriquecedoras y sabias. Este escrito aunque sea respecto de la maternidad bastante sabio para diferentes aspectos de la vida que a veces no sabemos digerir.

    Responder

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Responder a Clemencia Hartmann Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.